1. Espai en Blanc… ¿y esto de qué va?
De algo tan sencillo y tan difícil como hacer de nuevo apasionante el pensamiento. Apasionante por su capacidad de destruir lo que habitualmente nos impide pensar; apasionante por la posibilidad que abre de hacer de nuestras soledades un lugar de encuentro; apasionante por la fuerza con que desbarata los territorios de la cotidianidad y nos embarca en una vida política.
Se dirá, con razón, que esta apuesta no es nueva. Lo que sí es nuevo, en cambio, es el mundo en el queproponemos repetirla. Poner el pensamiento crítico a la altura de la obviedad con la que el mundo impone hoy sus verdades requiere de herramientas nuevas. Poner el pensamiento crítico a la altura del Estado-guerra mundial exige una reinvención de nuestras categorías, relaciones y prácticas. Los discursos emancipatorios, iluministas, reconciliadores o revolucionarios, se han quedado sin horizonte. Y, sin embargo, seguimos pensando para liberar la vida allí donde se encuentra aprisionada. Lo estamos haciendo ya, cada uno de nosotros, pero nos corroe una sospecha: ¿acaso no nos desactiva, demasiado a menudo, el aislamiento? El maldito genio solitario del siglo XIX ha dejado de producir ideas interesantes. Por lo menos en la parte del mundo que conocemos. La cooperación, la articulación de redes y de conocimientos es la que está dando hoy resultados más decisivos. Basta pensar en el software libre. Espai en Blanc no es, pues, una apuesta intemporal y repetida. Responde a la necesidad actual de ensayar esas relaciones en las que las ideas podrán serlo realmente.